Todo cambia. Nada cambia. Y sin embargo, se mueve. Mientras Aznar sigue con sus payasadas y Federico Jiménez Losantos da lo mejor de sí mismo por demostrarnos a todos que la libertad de expresión tiene también su lado más oscuro, la otra España, la de Machado, se transforma y hace camino al andar. Hijos de obreros que hace cuarenta años hubiéramos tenido imposible el acceso al mundo de la educación superior estudiamos hoy en algunas de las universidades más prestigiosas del mundo. Hablamos varios idiomas, leemos en varios idiomas, escribimos en varios idiomas. Disfrutamos de espectáculos en la Ópera Garnier de París, paseamos por la Tate en Londres y somos habituales del Guggenheim en Nueva York. Aquello que se les negó a nuestros padres, a nosotros se nos ha concedido. Y sin embargo, seguimos siendo tan “de izquierdas” como ellos, seguimos con la misma sed de libertad, las mismas ganas de cambiar el mundo, la misma humildad, los mismos anhelos, las mismas esperanzas. Se equivocan quienes pretenden perpetuar su hegemonía sobre los cimientos de un contexto socioeconómico anquilosado y marchito. El dinero puede hacer que un hijo estudie en colegios y universidades de gran prestigio, pero no es suficiente para hacer que ese hijo se convierta en un pensador brillante. El dinero puede pagar entradas para el ballet, pero no puede comprar la sensibilidad necesaria para comprender y disfrutar una coreografía perfecta. El dinero adquiere, pero no conquista; nosotros vamos a conquistar. Se equivocan y se lo vamos a demostrar. Porque todo cambia, pero nada cambia. Y sin embargo, se mueve.
Muchas gracias por el post, Paco:
es un tema delicado pero hay que ser valiente y decirlo en voz en bien alta, máxime viendo cómo está el patio de nuestro país. A Unamuno, a mí, a ti, y a muchos otros, también nos duele ella, España.
Tu post, dicho con otras pero igual de bellas palabras, reproduce, recuerdo, una conversación que tuvimos tus padres, Noelia y yo en el puente barcas, cuando estabas todavía en París.
En aquél momento (tú viviendo La vie Boheme, volviendo nosotros de alemania y empezaba yo el máster de la LSE) se expresó en términos de "hijos de obreros, ¿pero a dónde váis a llegar?".
Pues como tú bien dices, allí donde haga falta con tal de evitar que "todo cambie para que todo siga igual"