Dicen que la peor soledad posible es la que se siente cuando uno se encuentra rodeado de gente. Alex habla de ello en un post reciente, ambientado en Washington D.C. Neruda describe sensaciones sorprendentemente similares cuando recuerda los viajes de juventud por el continente asiático que forjaron su carácter y dejaron huella en su poesía, siempre sedienta de vida y pasión. Nosotros hablamos también de esta amante inoportuna hace ahora casi un año, cuando tratamos de comprenderla mejor a través de las letras de Sabina. Soledad: sentimiento universal que no conoce fronteras, ni en tiempo ni en espacio. Soledad: temible y amorosa compañera.
"La verdadera soledad la conocí en aquellos días y años de Wellawatta. Dormí todo aquel tiempo en un catre de campaña como un soldado, como un explorador. No tuve más compañía que una mesa y dos sillas, mi trabajo, mi perro, mi mangosta y el boy que me servía y regresaba a su aldea por la noche. […] La soledad en este caso no se quedaba en tema de invocación literaria sino que era algo duro como la pared de un prisionero, contra la cual puedes romperte la cabeza sin que nadie acuda, así grites y llores. Yo comprendía que a través del aire azul, de la arena dorada, más allá de la selva primordial, más allá de las víboras y de los elefantes, había centenares, millares de seres humanos que cantaban y trabajaban junto al agua, que hacían fuego y moldeaban cántaros; y también mujeres ardientes que dormían desnudas sobre las delgadas esteras, a la luz de las inmensas estrellas. Pero, ¿cómo acercarme a ese mundo palpitante sin ser considerado un enemigo?"
Imagino que uno simplemente debe sentirse vivo y acercarse a los demás, tocar, hacerse presente y compartir, y la soledad desaparece. Es tan sencillo, pero como bien dices, en esta tierra que nos acoge todavía les queda mucho por aprender. :)
Un abrazo desde un poquitín más al sur.
Alex