Remember the Sushi cooking class? Well, Rene and Camille did it again. This time, they surprised me with a Spanish wine lesson/degustation. It happened at the Bin604 wine shop in Baltimore.
¿Os acordáis de la clase de preparación de Sushi? René y Camille lo han vuelto a hacer. Esta vez, me sorprendieron con una degustación de vinos Españoles. Fue en el Bin604, una tienda de vinos de Baltimore.
The instructor began by giving some general facts about the climate and the geography in Spain and then she quickly moved forward to give a general overview of the different Spanish wine regions.
La profesora empezó comentando algunos datos generales sobre el clima y la geografía ibérica y enseguida pasó a dar una perspectiva general de las distintas regiones vinícolas de la península.
We tried three whites: one Cava, one Albariño and one from Rueda.
Probamos tres blancos: un cava, un Albariño y un vino de Rueda.
We also did three reds, including one Rioja, one Priorat and one Ribera del Duero.
A continuación vinieron tres tintos: un Rioja, un vino del Priorat y un Ribera del Duero.
We ended with my favorite: a taste of Pedro Ximenez, probably one of the most famous Sherries from Jerez.
Y para terminar, el que más me gusto (goloso que es uno): un Pedro Ximénez, un vino dulce de Jerez.
It is quite ironic that I had to travel so far to learn about wines that are made so close to my own roots. And it was quite entertaining to hear the teacher say the names of the wines with a (just a little bit of) a foreign accent while speaking a perfect English - when I participate in a conversation involving Spanish wines at this side of the Atlantic, it is usually the other way round. Anyway, it was a very enjoyable experience. The bottom line: Spaniards know about good wine… even if sometimes we have to go as far as Baltimore to learn about it! ;-)
La verdad es que no deja de ser llamativo el tener que haber viajado hasta tan lejos para que a uno le enseñen cosas de vinos hechos tan cerca de casa. También me resultó muy curioso escuchar a la profesora pronunciar con cierto acento yanqui (solo un pelín, porque en realidad pronunciaba muy bien) los nombres de los distintos vinos cuando el resto de la charla la dio en un perfecto inglés (últimamente, cuando hablo con alguien de vinos españoles a este lado del charco, suele sucederme al revés). Sea como fuere, la verdad es que lo pasé muy bien. La moraleja es que los españoles sabemos mucho de buen vino… ¡aunque algunos tenemos que venir hasta Baltimore para empezar a aprender! ;-)