El tanteo en los partidos de hockey es, por lo que me han contado, similar en órdenes de magnitud al de los partidos de futbol (pueden darse marcadores de 7-5 en casos poco habituales, pero lo normal es que no haya muchos goles en cada partido). En este caso, los Capitals han ganado 2 a 1.
En general, la cosa ha estado bastante animadilla y nos hemos divertido con el juego de los dos equipos.
Un par de cosas me han llamado especialmente la atención. Por un lado, la dureza con la que se emplean los jugadores sobre el hielo. A menudo se sueltan codazos, se empujan contra las paredes del campo, se “tocan” unos a otros con los palos, etc. Es quizás esta dureza la que origina las peleas a puñetazo limpio que a veces vemos por televisión y que tanto nos llaman la atención en Europa.
Por otro lado, no deja de sorprenderme la puesta en escena de los americanos y toda la parafernalia que rodea al encuentro. Los jugadores entran al campo con las luces apagadas y perseguidos por focos en plan estelar. Acto seguido, el pabellón se pone en pie para cantar los himnos nacionales de los equipos, por supuesto con la mano en el corazón.
Durante el transcurso del partido, hay varios eventos que van más allá de lo estrictamente deportivo y que resultan muy llamativos para los extranjeros. Un buen ejemplo de ello es el concurso de "engullir" perritos calientes, organizado durante uno de los intermedios:
Otros consisten en pequeños detalles, como la elección del ‘fan del partido’ que se lleva a cabo entre los individuos más pintorescos del público:
Resultan también curiosas las llamadas constantes al público para que anime a su equipo y haga todo el ruido posible, que suelen combinarse con musiquillas marchosas para que la gente no se amuerme.
Un último detalle que no quisiera dejar pasar por alto es el alto nivel de competitividad de los americanos, competitividad que se pone especialmente de manifiesto cuando practican o siguen algún deporte. Como ejemplo, mirad la camiseta que llevaba una chica que estaba sentada un par de filas delante de mí y que constituye toda una declaración de intenciones:
i.e.
“Un auténtico campeón es alguien que se deja la piel,
alguien que suda la camiseta,
alguien que se esfuerza hasta caer exhausto,
y todo ello cuando nadie le mira”