No obstante, creo que al día siguiente o dos días después, por casualidad volví a ver la misma noticia y me llamó mucho la atención ver cómo habían cambiado el titular. La frase pasó de ser “Pírate, pobre gilipollas” a “Lárgate, pobre imbécil”.
Mi interpretación es que, quizás, hubo más gente que escribió en la misma línea que yo y al final alguien decidió cambiar el titular. ¿Quién sabe? Curiosamente, hoy una amiga francesa me ha enviado un enlace a un artículo de Le Monde, en el que discuten en detalle las distintas traducciones que se han hecho de la frasecita en cuestión en diversos idiomas. Curioso, n’est-ce pas? ;-)